22 de abril de 2012

El empleo (Ermanno Olmi)


[Il posto, 1961, Ermanno Olmi]

Ver una película como “El empleo” en los tiempos que corren no podría ser más adecuado. A pesar de los cincuenta años que nos separan de ella, es de una actualidad hiriente y deprimente, aunque el contexto no sea exactamente el mismo (posiblemente, el actual sea peor...). El segundo largometraje del prolífico Ermanno Olmi narra cómo el hijo mayor de una familia de clase baja trata de conseguir un puesto de trabajo en la gran ciudad. Tras verse obligado a abandonar los estudios - se necesita el dinero en casa para pagar la escuela del hermano menor -, el jovencito Domenico se prepara para unas pruebas de admisión en una gran compañía de Milán. 


"El empleo" es un filme de tintes neorrealistas, lo que sorprende dado que su año de producción (1961) queda ya un poco alejado del período en que se enmarca esta corriente cinematográfica. Sin embargo, presenta algunos cambios respecto a las características básicas de esta última. Por ejemplo, no hay referencias visuales ni textuales a la guerra, que suele ser el punto de partida del neorrealismo italiano, ni tampoco una plena alusión a la situación de pobreza y miseria del país, en la que normalmente están envueltos los personajes. En "El empleo" vemos una ciudad (Milán, y no Roma como suele ser más habitual) ya sumida en una recuperación económica vertiginosa: las grandes empresas ya se han arraigado en el sistema, se construyen nuevos y modernos edificios y las tiendas, restaurantes y cafeterías funcionan a todo vapor. La película permite vislumbrar así el inicio de ese capitalismo salvaje que por desgracia tan bien conocemos hoy. Pero muestra también la otra cara de la moneda, encarnada por los dos jóvenes protagonistas, apenas mayores de edad: Domenico y Antonietta, provenientes de los suburbios y que buscan un trabajo para ayudar a sus familias.



La corporación donde Domenico prueba suerte está retratada con deliciosa mordacidad, acidez y veracidad. Las escenas de las entrevistas son tan humorísticas como patéticas, y con una malsana atmósfera kafkiana. Un montón de candidatos de diferentes perfiles y edades se hacinan en una pequeña sala a la espera de que les llamen para las pruebas. La primera de ellas es resolver un estúpido y sencillo problema de matemáticas; "tienen una hora", les dice solemnemente el examinador. ¿Es un gag cómico, o es una triste evidencia de la solemnidad y la importancia que se concede a las tareas más nimias que a menudo tantos trabajadores deben desempeñar a diario? Posiblemente ambas cosas. Las pruebas continúan con un surrealista examen médico: "muevan los dedos imitando el movimiento de desenroscar una bombilla", y con una serie de preguntas personales al estilo de "¿te orinabas en la cama entre los 8 y 14 años?" o "¿bebes habitualmente para olvidar tus problemas?". Finalmente Domenico pasa una suerte de entrevista con un directivo, que no lo mira una sola vez durante el transcurso de la misma, y le dan un puesto de ayudante del mensajero, ya que no hay vacantes de oficinista. En la segunda mitad de la película la cámara se traslada a la vida interna de la empresa, sus empleados grises y aburridos y la interminable y absurda burocracia que todo lo gobierna. Vemos a un hombre jubilado que continúa yendo cada día a la oficina, sentado en un banco hasta que suena el timbre, y a oficinistas peleándose por ocupar el pupitre más cercano al jefe cuando se produce una baja (ese es el único cambio que pueden aspirar a lograr, y el único significado que la palabra "ascenso" tiene pare ellos). La nota más trágica la aporta esta última secuencia: se sugiere que ese empleado se ha suicidado, tal vez por tener un mínimo de aspiraciones creativas (estaba escribiendo una novela) que lo han llevado a la desesperación. Domenico ocupa su lugar, y la película cierra con un plano suyo con la mirada perdida desde el fondo del escritorio del despacho sin ventanas.

 

Al margen de esta radiografía de la empresa moderna, y paralelamente a ella, Ermanno Olmi desarrolla los encuentros de Domenico y Antonietta. Se conocen en las pruebas y pasan una tarde paseando juntos, pero luego Domenico pierde su rastro cuando empiezan a trabajar, ya que ella es asignada a otro departamento. Se pasa los días esperándola a la puerta de la oficina, aguantando la lluvia y el mal tiempo, hasta que un día que la ve salir va acompañada de otros chicos y por vergüenza no le dice nada. Finalmente se las arregla para encontrársela en los pasillos, y ella parece reprocharle que no la haya buscado. Le sugiere ir a la fiesta de empresa por Nochevieja, a la que Domenico acude expectante, pero Antonietta no aparece, y él termina sentándose a la mesa con una pareja mayor que quiere beberse su botella de champán y bailando con la mujer a la que no quiere nadie. Aunque esta trama no tiene tanto interés ni originalidad,  conforma una delicada e incipiente historia de amor, un bello y nostálgico contrapunto al humor negro del resto del filme.

Puntuación: 4 / 5

Lo mejor: la excelente combinación entre una visión amarga de la mortífera sociedad laboral y esas pinceladas, ese esbozo de tímido enamoramiento.

Lo peor: que siendo de 1961, la película no apueste por un registro más moderno en cuanto a dirección y puesta en escena.

2 comentarios:

  1. Sabía que te gustaría, es una película de ésas que no pueden fallar.
    Sobre la subtrama amorosa, a mí me transmite también la idea de que los tejemanejes de la empresa inciden incluso en la vida privada de los protagonistas. Es decir, Domenico y Antonietta tontean y se hacen amigos pero luego la empresa les separa en departamentos diferentes y como consecuencia ella empieza a salir con los de su departamento y él queda al margen. Ni siquiera lucha por conseguirla, parece como si casi dieran por hecho que al estar en lugares de trabajo separados fuera natural que se acabaran separando.
    Sobre el resto, ya has dicho tú todo, una gran película.

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  2. Sí, me gusta esta visión: hasta que punto las relaciones personales quedan sometidas y condicionadas por esa especie de poder en la sombra que es el mundo laboral.

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