18 de abril de 2012

El conformista (Bernardo Bertolucci)




[Il Conformista, 1970, Bernardo Bertolucci]

Italia, años 30. Marcello Clerici, un joven timorato y pusilánime de la decadente clase adinerada, se une a la policía secreta fascista. Le asignan una misión: asesinar en París a Luca Quadri, su antiguo profesor de la universidad, de ideología comunista. Aprovechando su viaje de luna de miel con su infantil esposa Giulia, Marcello se pone en contacto con Quadri y conoce también a la mujer de éste, Anna, de la cual se enamora.

"El Conformista" es una película soberbia, redonda, repleta de temas, elementos, tramas y personajes, lo tiene absolutamente todo y no le sobra absolutamente nada. Es grandiosa, fascinante, épica, romántica al tiempo que oscura, lúgubre y amenazadora. Es difícil comenzar a analizarla porque destaca en todas sus facetas, que conforman un impresionante y profundo relato, perfecto cinematográficamente, pero especialmente en cuanto a relato en sí. En otras palabras, el cine como herramienta para contar historias en su sublimidad.

El guión es del propio Bertolucci a partir de la novela de Alberto Moravia, respecto a la cual contiene algunos cambios significativos. El contenido ya es muy atractivo por sí solo, comenzando por el contexto: una historia ambientada en la turbulenta y cambiante Europa de entreguerras. Pero además la personificación de ese contexto en el personaje de Marcello (Jean-Louis Trintignant) es estupenda, compleja y densa. Giulia (Stefania Sandrelli) y Anna (Dominique Sanda), las dos mujeres que rodean al protagonista, lo apuntalan espléndidamente y son también en sí mismas figuras resplandecientes y delineadas a la perfección. Bertolucci va construyendo el filme en torno a Marcello, y lo hace con una genial estructura narrativa en la que usa flashbacks de diferentes maneras. La película empieza con una llamada telefónica nocturna que Marcello recibe en su hotel en París, y acto seguido lo recoge en coche Manganiello, otro agente fascista, para ir a finiquitar la operación del profesor Quadri. Durante el trayecto se van sucediendo los flashbacks que explican la historia desde el alistamiento de Marcello en la policía fascista hasta llegar al momento presente, aunque no siempre en orden estrictamente cronológico puesto que se incorporan también flasbacks sobre la infancia del protagonista.

Marcello es un personaje sumamente fascinante, tan cautivador como desagradable. El paradigma perfecto de la tibieza, la indiferencia y la cobardía. Inspira compasión y lástima a la vez que repulsión. Ya de niño era maltratado por sus compañeros de escuela, quizás por su procedencia de clase alta. En uno de esos episodios, es "rescatado" por un chófer que terminará abusando de él. Estas secuencias que revelan su pasado más temprano dejan claro que es un individuo pobre, triste, silencioso y dominado por su entorno. Ya en su vida adulta, Marcello sigue siendo débil e incapaz y rodeado de gente enfermiza, como su madre, que se marchita en la vieja mansión familiar consumiendo morfina, o su padre, encerrado en un manicomio. Decide contraer matrimonio con su prometida, Giulia, una joven alegre y cantarina pero pueril y aniñada. Y decide unirse a la policía secreta fascista. ¿Por qué? Es un misterio. Como bien dice el interlocutor que lo entrevista, "algunos lo hacen por temor, otros por dinero, muy pocos por fe en el fascismo, pero usted no". Y Marcello no responde. Ese es su conformismo “activo”, que le mueve a hacer cosas que ni quiere ni en las que cree, por aburrimiento, insatisfacción, repugnancia de sí mismo, como casarse con Giulia o aceptar una misión de asesinato. En su luna de miel por Francia, cuando establece contacto con el profesor Quadri, conoce a Anna, con la que se encapricha (le recuerda a una prostituta con la que estuvo una vez; la veracidad de esta afirmación queda en el aire). “Tengo amigos en Brasil, si vienes conmigo lo abandonaré todo”: le asegura Marcello, una promesa tan vacía e impotente como aparentemente arriesgada. Lo insólito es que Anna le corresponde en cierta manera; igual que a nosotros, el desgraciado y patético Marcello le da asco, ella sabe que es un espía fascista, y aun así se deja arrastrar por él. Esta reacción de Anna, suicida y desesperada, conduce al amarguísimo final en la carretera (retomando la línea cronológica con la que empieza el filme) donde Marcello queda retratado en el momento más brutal y desgarrador de la película. Hay todavía un epílogo, que transcurre unos cuantos años más tarde, en donde tenemos un último atisbo de la decadencia y la destrucción moral absoluta de Marcello, justo después de la caída de Mussolini.


Pero si la monumental historia que narra “El conformista” ya es extraordinaria, no lo es ni un ápice menos la puesta en escena de Bertolucci. La tenebrosa recreación de la Italia y Francia de los años 30, el enorme partido que saca de los primeros planos de unos rostros únicos, la música triste y dulce que mece los paseos de los personajes por entre los diversos escenarios. Y un nombre que brilla con nombre propio, el del director de fotografía Vittorio Storaro. Premiado por su trabajo en "Apocalypse Now" o algunas superproducciones del propio Bertolucci, de quien es colaborador habitual, firma un trabajo deslumbrante de principio a fin. "El conformista" es una película de la que es imposible no enamorarse por el poder arrebatador de todas y cada una de sus imágenes, que se graban a fuego en las retinas. Es necesario ver una copia bien restaurada para intentar disfrutar al máximo de esa luz que entra por los ventanales de los gélidos edificios fascistas o por las cortinas de la casa de Giulia, del sol que caprichosamente baña el compartimento del tren que lleva a la pareja recién casada a París, de los días nublados y melancólicos que se ciernen sobre la vieja Europa, de la belleza de las mujeres y de la mirada hipnótica y vidriosa de Marcello.


“El Conformista” es una película total que, como hemos dicho, contiene todo. Política, retrato social, religión, historia. Viajes, bailes, asesinatos, persecuciones, bodas. Amor, traiciones, infidelidades, pasiones, sexo, obsesiones, traumas, recuerdos, confesiones. Cine de éxtasis, de goce absoluto. Obra maestra obligatoria, imprescindible.

Puntuación: 5 / 5

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