20 de julio de 2012

Moonrise Kingdom (Wes Anderson)

 
[Moonrise Kingdom, 2012, Wes Anderson]

Me produce un confortable e infantil placer saber que cada dos o tres años hay un nuevo estreno de Wes Anderson. Lógicamente, hay muchos directores contemporáneos a los que sigo con interés, pero ningún otro me vuelve tan sensible y diría que la ilusión con la que espero su siguiente película no es igual a ninguna otra. Una de las estrategias más evidentes de Wes Anderson es haber fidelizado a una audiencia con un cine muy específico. No me refiero solamente a sus temas o a cómo filma desde un punto de vista formal, sino a una sensación de como si por el celuloide corriera su mismísima sangre. Creo que solo Tim Burton, Hayao Miyazaki o Terry Gilliam (con la sombra de Fellini planeando por encima) son comparables con Anderson, en cuanto a lo imaginativo, lo rico y lo peculiar del universo que florece en sus películas. Anderson, como Burton y Miyazaki, es un maravilloso cuentacuentos. 


Tenía el ligero temor de que "Moonrise Kingdom" pudiera dar muestras de un cierto cansancio, que Anderson comenzara a abusar de sí mismo y a repetirse. De hecho, quizá a algunos se lo parezca, pero yo creo que está fresquísimo y con las pilas cargadas al máximo. Lo cierto es que tampoco arriesga mucho y juega sobre seguro. Es decir, "Moonrise Kingdom" es un Wes Anderson puro, y así como en “Fantástico Sr.Fox” hizo una apuesta por la animación, no se percibe en esta ninguna intención de explorar nuevos terrenos. Es más, es incluso el filme que posiblemente bebe más de los anteriores; en concreto, de “Life aquatic", lo que se aprecia hasta en secuencias (como el redactado/narración de cartas) y movimientos de cámara muy específicos (como cuando se describe la vivienda inicial al principio del filme).

La acción transcurre en un escenario muy propio de Anderson: New Penzance, una diminuta isla de Nueva Inglaterra (inventada, por supuesto). Uno de los frecuentes y curiosos personajes secundarios habla a la cámara al comienzo de la película para proporcionar al espectador la información más trivial y anecdótica acerca del lugar. Así, a través de escuetas y divertidas pinceladas enseguida conocemos a todos los personajes y se presenta el conflicto: el joven scout Sam, huérfano de padres, se fuga con su enamorada Suzy, la mayor de los cuatro hijos de un plomizo matrimonio de abogados. La película cubre su huida a través de los pintorescos paisajes de New Penzance mientras todos tratan de hallarlos.


Los clásicos héroes lunáticos de Anderson son en esta ocasión una pareja de niños, y el cineasta deja en evidencia al mundo de los adultos, desplegando una vez más su fantasía repleta de inteligente humor contenido, cariño y unas gotas de melancolía. No me cuesta nada pensar en Sam como el propio Anderson, o quizás en Ward, el jefe de los scouts, un simpático e inocente personaje que interpreta estupendamente Edward Norton pero que parece escrito para Owen Wilson, protagonista incondicional y esencial del cine de Anderson, del que se ausenta por primera vez. Ward es el puente entre el país de las maravillas andersoniano y el mundo real, entre la pareja de infantiles amantes y las personas mayores, retratadas de manera incluso mordaz. Desde los padres de Suzy, (unos cansados, feos y mal envejecidos Bill Murray y Frances McDormand) hasta el líder del gran campamento scout a quien le estalla una cabaña llena de petardos (Harvey Keitel en horas bajas) pasando por la rígida y fría asistente de los "Servicios Sociales" que quiere llevar a Sam al orfanato (Tilda Swinton vestida con una ridícula capa estilo superhéroe). El más ambiguo es el capitán Sharp, encarnado por un inusitadamente genial Bruce Willis, el triste y solitario policía de la isla que vive en una caravana y tiene una descafeinada aventura con la madre de Suzy, pero que acaba cogiendo afecto a Sam y es el único 'adulto real' que rompe una lanza a favor de los niños. 


En lo visual, “Moonrise Kingdom” está repleta de iconos y elementos andersonianos. Los scouts son uno de los mejores, con sus uniformecitos, sus insignias y su ridícula e inútil pero estimable jerarquía (otro guiño al equipo de Steve Zissou). Hay momentazos cien por cien Anderson, como cuando Sam abandona la representación teatral del Diluvio Universal y el travelling que lo acompaña muestra a docenas de niños disfrazados de animales en parejas preparados para entrar en escena. La pasión/fetichismo del cineasta por los gadgets y por los detalles se multiplica y de nuevo Sam y Suzy son el reflejo de Anderson en el espejo, cuando para fugarse se llevan consigo un tocadiscos, comida para gatos y una maleta repleta de libros de magia y aventuras.

Pero por encima de la extravagancia de sus bromas y sus gags, de la belleza y el encanto naíf de sus personajes y sus escenarios, "Moonrise Kingdom" es una preciosa historia de amor. Algunas escenas son de gran ternura: él defendiéndola a ella con un rifle de juguete frente al resto de scouts que vienen a capturarlos, clavándole los pendientes en las orejas en una dulce alusión a la pérdida de la virginidad, o ambos cruzando las islas en búsqueda de su primo scout para que los case. Por el contrario, otras son de fuerte intensidad dramática, amenazan con abandonar el tono cómico y ligero y transformar súbitamente la película en una tragedia: el rayo, la inundación y la secuencia final en el campanario. He aquí lo delicioso del cine de Anderson, su habilidad de cuentacuentos a través de la mezcolanza de registros narrativos y un poderío y una personalidad estética únicas. Un cine puro, límpido y muy hermoso.



No quiero terminar el artículo sin referirme a los colaboradores en el plano artístico que hacen que el universo andersoniano en "Moonrise Kingdom" vuelva a ser, de nuevo, espléndido, divertidísimo, y lleno de energía y originalidad. La fotografía de Robert D. Yeoman y el diseño de decorados de Kris Moran (ambos habituales de Anderson), así como el diseño de vestuario a cargo de Kasia Walicka-Maimone derrochan un buen rollo y una frescura que ya quisieran para sí miles de acartonados y formalistas profesionales del gremio. Y la mención final es para Alexandre Desplat, seguramente uno de los mejores compositores del cine americano actual: la música es también importantísima en las películas de Anderson, y el francés ofrece un encantador recital de piezas que lo demuestran mejor que nunca.

Wes, lo has vuelto a conseguir. Sigue así, ya espero con ansias la próxima.

Puntuación: 4,5 / 5










4 comentarios:

  1. Yo estoy intentado ser paciente para acceder en unos 7-10 días a una sala en V.O, pero es muy duro sabiendo que bajando al portal al girar la esquina la tienes (aunque sea doblada).

    Saludos de un fan

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  2. La paciencia vale la pena en este caso, el talento actoral de las pelis de Anderson hace que la VO sea aun más necesaria. Sus personajes hablan prácticamente un idioma propio.

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  3. No veía con buenos ojos el cine de Wes Anderson, me era indiferente, hace años vi rushmore y la deje incompleta, no me atrapó, me pareció menor pero con el tiempo leyendo en diferentes partes me ha entrado mucha expectativa por la obra de éste director tanto que espero ver ésta última que ya presentada en Cannes me da mayor curiosidad, por ahora la espero y a ver si indago en su filmografía para cambiar esa percepción primera. Un abrazo.

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  4. En "Rushmore" Anderson todavía esta verde, es su película más discreta (junto con su debut "Bottle rocket"), pero "Moonrise Kingdom" está gustando incluso a gente que no era especialmente fan de Anderson o a quienes directamente les parecía un poco bobo y cansino. En mi ranking particular, de momento, yo la coloco después de "Life aquatic" que me parece una de las películas más estupendas de la pasada década, pero es posible que sea de algún modo su película más seria, madura y tierna. Si te animas con Anderson, puedes perfectamente empezar con ella.

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