[In a lonely place, 1950, Nicholas Ray]
Revisar películas con el paso del tiempo es un ejercicio muy interesante. Es evidente que como espectadores vamos formándonos, creciendo y madurando a lo largo de los años, de manera que a menudo películas que antes nos parecían geniales ahora no nos lo parecen tanto, y por otro lado, nos sorprendemos al redescubrir, desde perspectivas completamente nuevas, películas a las que apenas prestamos atención en su momento.
Sin embargo, suele ser menos habitual que se mantenga prácticamente igual, tras su revisión, el juicio sobre un film que vimos hace mucho y que hemos olvidado. Es lo que me ha sucedido con "En un lugar solitario", de la que guardaba un gran recuerdo, pero completamente borroso. Al verla recientemente tirada de precio en Amazon decidí pedirla para refrescar por qué me había gustado tanto.
Dixon (Humphrey Bogart) es un guionista mediocre de Hollywood con una gran tendencia a la pérdida de control. Una joven resulta asesinada la misma noche en que ha estado en casa de Dixon, que se convierte en el principal sospechoso, pero su encantadora nueva vecina Laurel (Gloria Grahame) le proporciona una coartada. Así comienza un intenso romance entre los dos, pero que poco a poco se va ensombreciendo por el historial de violencia de Dixon y por las dudas que atenazan a Laurel acerca de su culpabilidad en el crimen. La película se puede dividir en dos actos; el primero viene a ser una gran presentación de los personajes: tiene lugar el asesinato, se conocen Dixon y Laurel, y se sientan las bases para su relación. El segundo es el desarrollo del conflicto hasta llegar al clímax final.
A medida que transcurría la película, no conseguía identificar qué me había atraído tanto de ella. Le cuesta algo despegar debido a que la primera parte se hace innecesariamente un tanto larga y con poco gancho para lo que ha de venir después. Por otro lado, no se pone suficiente énfasis en sugerir la posible culpabilidad de Dixon: funcionaría mucho mejor si el público tuviera realmente la duda (que no la tiene, puesto que la narración lo deja claro). Y finalmente, a sus arrebatos de cólera les falta un pelín de credibilidad. No obstante, todo queda muy subsanado por la desbordante presencia de los dos actores protagonistas, perfectos y completamente acertados en sus roles. La voz y las muecas amenazadoras de Bogart son efectivas, insustituibles, y Gloria Grahame, bueno, está muy guapa. Así, la tensión consigue crecer lentamente cuando Dixon le propone matrimonio a Laurel y ella no se atreve a negarse. Al principio, sus reacciones contra las sospechas que se ciernen sobre Dixon se basan en su amor por él. Laurel rechaza creer que es un hombre violento por naturaleza, pero cuando comienza a ser testigo de su furia, sus emociones se transforman. Ahora tiene miedo, miedo de decirle que no quiere casarse con él, porque saber que su propia mujer desconfía aumentaría la ira de Dixon. Las últimas escenas culminan la situación: Dixon ya ve claro que todos están contra él, y va a casa de Laurel y la descubre a punto de fugarse. Se desata el caos, Dixon está fuera de sí, trata de estrangularla. Y llega el momento sublime, el minuto final de la película. El comisario llama para decir que han cogido al verdadero asesino. Pero ya es tarde. Hasta ese momento, el amor de Laurel había subsistido, embestido por las dudas y por los temores, pero ella le quería y estaba dispuesta a seguir adelante. Solo necesitaba tiempo, pero él no se lo dio. Ahora, cuando Dixon queda libre de toda sospecha, y cuando el camino a la felicidad está despejado, el amor se ha desvanecido. Con lágrimas en los ojos, Laurel replica al comisario la magistral última frase de la película: “Ayer, esto hubiera significado tanto para nosotros. Ahora, ya no importa. No importa en absoluto”.
El final podría leerse, por ejemplo, como una crítica velada a la policía o el sistema judicial y al daño que pueden llegar a causar a una persona inocente (estilo "Falso culpable"). También, desde una visión muy actual, como un rechazo a la violencia de género (parece que ella está dispuesta a seguir amándolo, aunque planee huir, hasta que la agrede físicamente). Si bien algo de cierto tienen, me parecen interpretaciones un poco ridículas o rebuscadas. “En un lugar solitario” es más sencilla y grandiosa: es la trágica y desgraciada historia de un amor roto por caprichos del destino, por un hecho desafortunado, por un crimen casual y sus consecuencias, que se interponen entre los dos amantes, provocando una fricción creciente hasta llegar a un punto de no retorno donde todo desaparece.
Puntuación: 4 / 5
Lo mejor: por si no hubiera quedado claro: el minuto final
Lo peor: lo desmerecido que queda el resto de la película en comparación
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