[The horsemen, 1971, John Frankenheimer]
Me disculpo
por haber tenido este rincón tan abandonado últimamente. Asuntos de diversa
índole me han mantenido alejado tanto del cine como de Internet, pero voy a
intentar recuperar un mínimo de regularidad, ni que sea con pequeñas píldoras
en lugar de comentarios más extensos. Y aunque entramos ya en el otoño o quizá
precisamente por eso, escojo uno de mis apacibles y agradables visionados de
este verano.
La película
resumida en uno de sus detalles: cuando el viejo líder de los jinetes afganos
dedica apenas tres segundos a alzar la mirada hacia el avión que surca el cielo
a miles de kilómetros, para después volver su atención a sus asuntos con el
desdén pintado en el rostro. “Orgullo de estirpe”, con ese rimbombante título
en español, es agradablemente creíble en su intención de ser un cuento exótico,
de caballos y desiertos, de viajes y retos personales, de honor y de
tradiciones, muy lejos de la civilización que con sus aviones vaga por todo el
planeta, ignorante de lo que se cuece en los ignotos y salvajes páramos del bello
Afganistán.
Los
principales aciertos se concretan en la ausencia de lo que hubieran sido
importantes lastres, como por ejemplo centrar la historia en el animal o en un
romance entre el príncipe Uraz (Omar Sharif) y la prostituta (Leigh
Taylor-Young). Ahí se reconoce el buen hacer y la profesionalidad de un guionista curtido como es Dalton
Trumbo, y pese a que el filme destila una moraleja de superación personal y
valores humanos, el tono es oscuro, sobrio y un poquitín ácido, bien apuntalado
con diálogos serios y actores convincentes. Con todo, el artista más visible
del conjunto no es otro que John Frankenheimer, que se tomó el proyecto con
mucho más interés del que podría esperarse y se fue a rodar mismísimo
Afganistán (bueno, también filmó fragmentos en el sur de España, que debe
parecerse). Una fotografía paisajística impresionante realza las vertiginosas
tomas aéreas de su cámara danzante y enérgica, y se une al mismo tiempo a su
tan característico modo de filmar rostros en planos cerrados e intensos.
A “Orgullo de estirpe"
podría aplicársele esa etiqueta tan de moda de 'película menor' de
Frankenheimer, lo que significaría que siendo muy correcta, pasa desapercibida,
entre otras cosas por estar situada en un momento de transición – de los
sesenta a los setenta – en su filmografía. Es una película recomendable para
seguidores del cineasta, pero también para los amantes de Ford o Hathaway, ya
que en realidad, “Orgullo de estirpe” es un interesante híbrido entre el género
de aventuras y el western… ambientado
en Afganistán. Toma ya.
Puntuación: 3,5 / 5